El principal testigo de este caso fue una señora quien llamaremos Madame V que confió sus notas a Robert Tocquet, quién le sugirió que estuviera en el caserón donde se producían las apariciones en busca de atrevidas experiencias paranormales, el caserón del siglo XVII llamado Le Prieuré (El Priorato). Tras una pequeña investigación Tocquet se enteró que el caserón fue una residencia de Frailes, disuelta durante la Revolución Francesa en la que su Prior fue torturado y muerto.
Madame V quien pasó una temporada de vacaciones en el caserón junto a sus hijos Jean y Gaston pudo presenciar la presencia de un monje encapuchado y sin manos, que apareció el día 6 de Julio de 1955 en la habitación de la señora. La historia indica que esta misma habitación era usada por el Prior en la antigüedad.
Madame V relata así su experiencia:
“Aquella noche del 10 de julio, vi por primera vez vagar por mi habitación una sombra oscura, formada por una niebla opaca, detrás de la cual parecía haber una luz. Aquella sombra, de forma humana, llevaba una larga vestimenta, un manteo, y parecía tener la cabeza cubierta por una capucha.Madame V pasó una noche de terror, apenas pudo dormir y esperó ansiosa a que el sol llegara a su habitación para salir despavorida al jardín.
La sombra avanzó lentamente hacia mí. Presa de espanto, me senté en la cama, con la espalda contra la pared y la garganta seca. Estaba helada pero al mismo tiempo sudaba. Quise levantarme, gritar, pero ningún sonido salía de mi boca: un terror indescriptible me mantenía clavada allí.
La sombra avanzó hasta situarse ante la chimenea, entonces se arrodilló y yo sentí el golpe de sus rodillas contra el pavimento. Se prosternó tres veces, con las mangas juntas, en un gesto de súplica. Después de permanecer mucho tiempo arrodillada, se prosternó de nuevo tres veces más, se alzó poco a poco y se encaminó hacia la puerta de una pequeña habitación que se encuentra al lado de una alcoba. Pocos segundos después noté como la caída de un cuerpo a tierra, dentro de la pequeña habitación”
Pasaron unas cuantas semanas hasta que sucedió otra aparición sorprendente, así lo relata Tocquet.
“Madame V.”, interiormente, deseaba el retorno de la aparición, porque lamentaba no haber trabado conversación con ella. Este deseo, no formulado, no tardó en cumplirse. Una tarde, cuando ya se había acostado, la puerta de la habitación se abrió lentamente y el espectro del viejo monje entró. Traía consigo un fuerte olor a moho, a tumba. Muy espantada, la señora vio que la aparición lloraba; sus espaldas se sacudían como si sollozase, y por tres veces, dio golpes en el suelo con la cabeza. Cada vez, una voz extraña, indescriptible, que parecía venir de lejos, decía: «Dios mío, misericordia, tened piedad de mí; tened piedad, Dios mío, perdonadme, Jesús»”
Luego de esta aparición, la señora entabló un dialogo extraño con la presencia. El fantasma le recriminó por alojarse en un lugar religioso y después hizo una serie de profecías en las que dijo que la tierra estallaría por la locura de los hombres y que Europa, Asia y África se sumergirían, solo quedando a salvo la parte sur de América.
Luego el fantasma habló de un cautivo al que dejó morir en prisión, y durante otras conversaciones le contó que había una imagen de la Virgen que estaba rota y que había enterrado en el jardín, la cual se encontró unos días después, también dijo que a él lo habían matado los revolucionarios, que le cortaron las manos y lo torturaron. Finalizó rogando a Madame V para que rezará por él.
Los hijos de Madame V terminaron cayendo en la cuenta de que a su madre le pasaba algo, estaba delgada, pálida y mostraba mucho desasosiego. Aconsejada por Tocquet, Madame V le contó a sus hijos lo que había presenciado y sobre sus raras conversaciones, pero estos no le creyeron. Hasta que un día, el hijo de Madame V, Jean vio al extraño ser, quedando trastornado por el raro espectáculo. Tocquet al enterarse de esto les aconsejó intentar sacar fotos del ser, además de intentar tocarlo.
La primera fotografía del fantasma se realizó el día 26 de octubre de 1959 y la otra a finales de noviembre del mismo año, además de que la señora Madame V un día al toparse con la aparición en las escalas intentó tocarla en la cintura, estiró su mano con los ojos cerrados y sintió un extraño golpe en su mano, además de un raro frío que la ahogaba, su hijo Jean fue testigo del asombroso acto desde el pie de las escaleras, y mientras el fantasma desaparecía Madame V seguía con su mano estirada, tocando al extraño fantasma.
“El fantasma estaba formado por una especie de vapor glacial, ligeramente viscoso. Por debajo no había nada; ningún esqueleto, que era lo que yo pensaba encontrar” le dijo Madame V a Tocquet mientras analizaba unas raras heridas que quedaron en sus manos después de que esta lo tocara, eran una especie de quemaduras provocadas por frío extremo, a parte de hinchazón que duró casi dos meses.
0 comentarios:
Publicar un comentario