En el año 1964 este hermoso sitio completaba un total de 50 años de abandono, y ahora su belleza brillaba por su ausencia. Así recibió la finca el señor Gibson McConnaughey quien heredó la propiedad y de inmediato inició labores de restauración, motivado y sorprendido por la belleza del destruido lugar.
A las pocas semanas de realiza las labores de mantenimiento al rancho, la familia McConnaughey empezó a escuchar unos ruidos extraños por toda la casa, pero lo que mas le llamó la atención fue un raro aroma a rosas o naranjas que invadía el ambiente de inmediato, aunque no hubieran cultivos de fruta ni flores cerca a la casa.
Todos estos fenómenos convivieron con los McConnaughey hasta que los esposos divisaron a alguien salir del granero mientras cargaba una lámpara en dirección a la casa, sorprendidos, esperaron a que se acercara, cuando pudieron ver de cerca la lámpara se sorprendieron al ver que solo era una lámpara suspendida en el aíre sin explicación alguna.
Pasados tres meses de estos eventos raros, la familia completa fue despertada por un aterrador grito que procedía del desván de la casa, fue tan aterrador el ruido que la familia fue incapaz de buscar en la noche la procedencia del mismo, y fue hasta la mañana que salieron de sus habitaciones en busca de la mujer que pegó el grito en medio de la noche, sin encontrar absolutamente nada.
Lo sorprendente es que los gritos se daban con un periodo de seis meses, y aunque eran aterradores, la familia se acostumbró a convivir con ellos. Durante uno de estos episodios el Heredero Gibson pudo ver una imagen conectada al grito: “Ella no era transparente, sino sólo una silueta blanca” recordó Gibson.
Gibson por la sorpresa que se llevó no pudo recordar ningún rasgo facial, pero comentó que recordó que llevaba un vestido hasta el suelo, típico de una época pasada. Gibson también dejó en claro que la mujer permaneció solo un momento delante de él y que desaparecía y reaparecía mientras miraba a a distancia en total silencio.
Corrido el año 1969 la familia ya convivía con la presencia de la mujer, además de que aseguraban que se escuchaban innumerables voces fantasmales, que iban incrementando con el tiempo.
Toda esta extraña actividad se mantuvo así hasta que al rancho llegó un regalo familiar, se trataba de un retrato enviado por un primo de la familia. El retrato era de una familiar que había muerto de manera inesperada hace mucho tiempo, se llama Florence Wright y el aspecto del cuadro era aterrador, totalmente gris y opaco, la familia creyendo que se trata de una reliquia, decidió colgarlo en la pared de la sala principal.
Junto con la llegada del cuadro se incrementó la presencia fantasmal de la mujer, y también sus horrorosos gritos habían sufrido un increíble aumento. A partir de febrero del año 1970 se inició una transformación sorprendente del retrato, el cabello se hizo más claro, una rosa en la base del cuadro empezó a tornarse de un color rojizo luego de ser originalmente gris, la piel de Florence empezó a tener un color de piel muy natural, dejando a un lado el color gris. Pasado el tiempo el retrato ya presentaba un hermoso color rojo en el cabello y unos profundos ojos azules, además de una hermosa silla verde brillante. El cuadro despedía una preciosa vitalidad, digna de una imagen viva.
Luego de este sorprendente proceso, la familia contrato a un psíquico que analizó la imagen a profundidad y llegó a la conclusión de que la señora Florence Wright había quedado encerrada en la pintura luego de su muerte, por lo que usaba los colores de la misma para alimentar su felicidad en el lugar donde habitaba. Las voces escuchadas en la finca se atribuyeron a espiritus amigos de Florence, que luchaban junto a ella para liberarla del cuadro. El psíquico aseguro que la finca es el nuevo hogar de la señora Florence, ya que el recinto tiene una energía especial, algo que él llamó una “atmósfera espiritual”.
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